Equilibristas del sexo






   Este juego no es para cualquiera. Nadie te obligó a relacionarte con una Dómina. Tampoco perseguimos a los hombres por la calle para someterlos. No vale decir después, lloriqueando por los foros de Internet o por Facebook  Yo no sabía - Yo tengo otros códigos -  Siento que no me respetaron. Te gustó acercarte a la mantis religiosa cuando tenías muchas otras opciones. Ahora, si ya fuiste devorado y te arrepentís,  es tarde para quejas.

   Me gusta definir a mis actos como el goce de un despotismo cruel teatralizado. Góticamente sobreactuado. Puedo vivirlo y salir ilesa para volver a mi vida de familia sólo si mantengo un sano equilibrio moral y de conciencia.  Lo que yo hago en mis sesiones y que me provoca tanto placer requiere también que del otro lado haya personas de alta autoestima y valor personal capaces de entender el juego psicológico de humillaciones, sumisión y servidumbre sexual al que van a ser arrastrados.

   Una frase muy española reza que para practicar cualquier tipo de sexualidad que incluya dominación y sumisión, debes tener la cabeza bien amueblada. Una persona que considere que el BDSM es una forma de sanación de algún rollo psico-psiquiátrico no debería acercarse a otra para canalizar culpas o frustraciones ni para poner a prueba sus inseguridades. Las relaciones de poder nos vuelven vulnerables y pueden ser peligrosas. Es muy probable que los participantes estén arriesgando parte de su integridad ya que muchas prácticas BDSM, aún las más comunes, son ilegales. Entonces, cobra vigencia aquel principio que alguna vez acuñara Bob Dylan: hay que ser muy honesto para vivir fuera de la ley. Los códigos penales no ofrecen amparo. Son la experiencia y el sentido común los que enseñan los límites de las posibles acciones que vamos a acometer.

   Somos adultos. Esa condición te hace responsable de lo que haces y de lo que te dejas hacer. Soy Ama, no terapeuta. Me excita el poder, no la piedad. Mi femineidad es sensualidad, no altruismo. Me atraen los piropos, no los reclamos. Me interesa tu capacidad para darme orgasmos, no el autobombo de tu entrega, a la que supuestamente debo valorar como un tesoro a ser descubierto

   Los irredentos seguidores de don Leopoldo suelen hacer gala frente a sus Damas de toda clase de galanterías y romanticismos. Sé muy bien hasta donde pueden llegar los deseos exacerbados por el fetichismo, por el  amor hipersexuado, por la búsqueda sádica de la virtud en el vicio. Estamos expuestas por ende a rodearnos de una ritualizada delincuencia de suicidas por amor, de los que están dispuestos a sufrir toda clase de torturas para atrapar ese amor elusivo. El caminar sensual, contoneándonos, por la cuerda floja de la sexualidad fetichista, es una tarea de alta precisión racional. Donde no habría nada que razonar, donde todo se basa en el dejarse llevar por los recovecos de la libido sin otro reglamento que el instinto sexual, ahí es donde nuestra cabeza debe estar muy alerta con cuidados y filtros para evitar situaciones en las que no haya un punto de retorno. Así es como nos movemos en un audaz equilibrio entre lo perverso provocador placentero erotizante y lo perverso provocador delictivo ilegal.

   Las dóminas tenemos el poder de herir con la excitación sexual que provocamos. Cuanto mas border es la desviación para alcanzar el climax, más soeces suelen ser son las palabras, más duras las humillaciones, más equis son las prácticas triple equis y más promiscuas somos al buscar el placer de la putez adúltera. A la vez, más necesaria se hace la condición de demandar honestidad, de tener claro los propios límites y de exigir una cabeza bien amueblada para participar. 

   Concluyo preguntando…existe acaso algun tipo de juego sexual que no sea peligroso si alguna de las partes está en inferioridad?



Comentarios

  1. Esas frases me encantan: "No vale decir después, lloriqueando por los foros de Internet o por Facebook Yo no sabía - Yo tengo otros códigos - Siento que no me respetaron"; "(...) el goce de un despotismo cruel teatralizado"; "Me excita el poder, no la piedad". Porque quisiera ser sometido por un Ama despótica, cruel, despiadada, capaz de gozar verdaderamente de llevarme a una esclavitud sexual sin límites. Ojalá fuese algo posible.

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