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Mostrando las entradas de agosto, 2018

El reto de ser Dómina

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  Empezar a vivir la sexualidad desde el punto de vista de  la Dominacion Femenina  es un desafío para muchas mujeres. Yo confieso que mi mejor fuente de aprendizaje son los varones sumisos. Muchas de nosotras llevamos la femineidad sensual como algo natural desde nuestra adolescencia y casi que ni nos damos cuenta del poder erótico que somos capaces de generar a nuestro alrededor. Pero ellos están mucho más atentos porque saben que sin las damas la vida no tiene sentido y han sabido mutar desde lo falocéntrico a lo ginárquico . Cuando nos encuentran, viven la experiencia de la dominación femenina con la felicidad del niño que por fin encontró lo que tanto deseaba. Los niños, desde su inocencia y sus ganas de vivir, suelen ser los mejores maestros.    A Mí no me interesa educarlos como una tutora ni castigarlos para enseñarles lo que deben hacer. Ellos se entregan por sí mismos, gozosos y felices, para darme lo máximo que pueden dar, premiando mi femineidad sensual co

La sumisa mística

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   Soy de la idea que desde el punto de vista exclusivamente femenino, la dominación y la sumisión no escapan a una regla general: hay mujeres que se dedican a  gozarlo  y hay mujeres que se dedican a  sufrirlo . Así como durante mi adolescencia, algunas bailábamos felices en las discos ochentosas mientras otras preferían quedarse sentadas, así como algunas buscamos dominar todo un repertorio de sexo buscando el Gran Orgasmo y no nos detenemos hasta lograrlo mientras otras se conforman con uno por semana y con la luz apagada, también estamos las que nos dedicamos a gozar de la dominación o la sumisión y por otro lado están ellas, las  sumisas místicas , criaturas sufrientes, especiales, las joyas que esperan algún día ser descubiertas por alguien que sepa valorar su famosa  entrega.    No descubro nada si digo que el altruismo y el sufrimiento femenino están sobrevalorados en todos los ámbitos, incluidos los sexuales. Esta clase de sumisas se presentan como seres sufrientes y

Doscientos insultos, doscientos elogios

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  Según  El gran libro de los insultos  escrito por Pancracio Celdrán Gomáriz, existen doscientas maneras diferentes de decir la palabra  puta . Para que no queden dudas, ahí van todas.     mil polvos / acatus / aislante / alcahueta / alegre / alemanita / anabolena / avariuda / barragana/ blanca tratada / boyera / burraca / burracona / buscona / cabaretera / calentorra / calienta camas / calienta huevos / calienta pollas / cambri / candonga / cantonera / casquivana /  celestina / chica fácil / chai / chango / chica de atasco / china tratada / chingada / chirlata / chumascona / chuminista / chupa pijas / chupetera / churrera / cisne / cleopatra / cocotte / cocu/ coima / colipoterra / concha / conchita / concubina / coneja / coño nocturno / cortesana / costillera / cualquiera / currulaca / daifa / dama de la noche / descarriada / deshonesta / disoluta / elementa / enrrayada / esclava sexual / espatarrada / esquinera / folladora / fuellera / fulana / furcia / gata / golf

La Venus tan cruel

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   No me conocéis aún? Sí, soy cruel, ya que tanto te gusta esa palabra. Pero acaso no tengo derecho para serlo? El hombre es el que solicita, la mujer es lo solicitado. Esta es su ventaja única, pero decisiva. La naturaleza la entrega al hombre por la pasión que le inspira y la mujer que no hace del hombre su súbdito, su esclavo, que digo, su juguete y que no le traiciona riendo, es una loca. Leopold Sacher-Masoch .  La  Venus  de las Pieles.     Una tendencia ya demasiado arraigada en el BDSM intenta imponer en las comunidades una serie de normas morales buscando eliminar, o por lo menos, restringir, las costumbres sádicas de las dominatrices. Es lo que mi marido esclavo define como   la domesticación de la Dómina primigenia . A mí me gusta llamarla la  Dómina Esencial . Algunos libros de sexología la llaman  Dómina dominatrix  un nombre cuasi científico, que me hace pensar en una tiranosauria despiadada y devoradora. Y hoy quiero retomar esa idea porque sé que an

Sumisos que necesitan límites

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   No me cabe duda que el BDSM ha dejado de ser hace rato un conjunto de técnicas y actividades sexuales particulares para ingresar al brumoso terreno de lo que se define como una  cultura.  Dentro de esa cultura BDSM, las comunidades siempre han buscado normalizar el comportamiento de sus miembros; por ejemplo mediante la formalización de parejas amo – sumisa que estipulan sus deberes y derechos mutuos, acollaradas cual matrimonios vainillas con sus libretas matrimoniales.     En esas comunidades BDSM, uno de los temas a tratar más trillados es el de los  límites.  No hay sitio de Internet o debate en reuniones en donde se debata sobre lo importante que es prevenir abusos mediante el respeto de la parte dominante de los límites establecidos por la parte sumisa. Sin embargo, mi experiencia Femdom es la opuesta. Yo manejo la sesión sexual de acuerdo a mi criterio, sin aceptar consensos preestablecidos ni límites restrictivos pero  la tiene que poner límites soy Yo,  por

La armonía en la pareja Femdom

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  En todo el mundo occidental, las mujeres estamos viviendo hoy un tiempo de cambios y reconocimientos que quizás vaya a ser recordado en el futuro como hoy nosotras recordamos a las legendarias  sufraggettes  que le pusieron el cuerpo a la lucha por los derechos cívicos femeninos. En este tiempo de cambios, puede pasar como contraproducente o inoportuno expresar que la intimidad de un matrimonio heterosexual con hijos se rige de acuerdo a  reglas sexistas.  Pero justamente de eso se trata la pareja Femdom. En la pareja Femdom, ambos son felices porque la mujer es quien domina y la mujer domina porque es la mujer. Esa dominación de raíz sexista, por más contradictoria que suene frente a los discursos del nuevo feminismo,    es intensamente deseada por la parte masculina sumisa y  es la base de la  armonía  de la pareja.     A mí no me gusta el color gris en la ropa y tampoco me gusta ir de gris en las decisiones de vida. O el hombre está sometido a la mujer o no lo está. Y si